Nuestra futura profesión en la
sociedad española actual no tiene la consideración social que debería. Es
decir, las personas no ven la importancia y el peso que tiene para una sociedad.
Y por ello hay que dignificar la profesión de profesor. Nos vemos obligados a
defenderla.
El profesor tiene un arma
poderosa para cambiar el mundo, tiene en su poder la educación y responsabilidad
de unos niños que en un futuro serán adultos y decidirán qué quieren ser en
base a sus conocimientos, habilidades o tendencias que han podido experimentar
gracias a sus profesores. Puede que en el colegio no experimenten la profesión
que quieren ejercer explícitamente pero sí implícitamente dentro de sus
experiencias de aprendizaje a lo largo de su vida; o han podido ver qué es lo
que no le gusta o qué es lo que se le da bien y todo esto es influenciado por
su guía, su profesor.
Debemos cambiar
el pensamiento, no podemos oír a los padres decir: “No le dio la nota para estudiar medicina o ingeniería así que se fue
a estudiar magisterio” como si fuera la última opción a elegir. “Como no vales
para serlo, vales para enseñarlo” le dijeron a mi tía.
“En verdad no es tan difícil dar
clases, todo el mundo puede hacerlo” me dijo una compañera de clase cuando
estábamos en su piso estudiando matemáticas y me contaba que para dar clases
particulares a su alumno no le hacía falta saber tanto de geometría. Mi
respuesta razonablemente fue “Pero por favor, defiende tu profesión”.
Todas
estas expresiones tienen connotaciones negativas que se materializan en un
desprestigio de la profesión interiorizado incluso por los alumnos que estudian
magisterio.
Mis padres me apoyaron al
decidir que quería estudiar magisterio, situación que no ocurre habitualmente.
Y me daba la nota para estudiar enfermería con un 10, 02. Cuando cuento esto
último a la gente se sorprende. “¿Por qué desperdicias esa nota que tanto te ha
costado conseguir?” Lo que deberíamos escuchar son cosas como “eres tan
brillante que deberías plasmar ese potencial en tus futuros alumnos,
enhorabuena por tu decisión”.
La educación es la base de la
sociedad, la profesión de las profesiones, los cimientos… y otras sociedades lo
tienen claro: los más preparados (que tienen las notas más elevadas) estudian el
grado de magisterio porque su nota de corte es muy alta como pasa en Finlandia.
Para saber hasta qué punto somos
marcos de referencia nuestro profesor nos ha mostrado en clase un corto que es
impactante, me ha emocionado, porque marcamos generaciones:
Y sí, como nos dijo Carles Capdevila “es importante que
reivindiquemos que no hay nada más importante que ser maestro, por eso os pido
hoy que por la mañana que os levantéis y agradezcáis a los maestros el trabajo
que hacen”. "El activo más importante de la sociedad es el ánimo del maestro"
Pero vas a la biblioteca en la época de exámenes y los alumnos de
otras carreras ponen en su instagram que nos piden por favor que dejemos de
ocupar puestos de estudio porque según algunas personas en nuestra carrera "no se hace nada".
Por si no se ve correctamente, mi defensa fue mostrar en mi propio instagram: Nosotr@s somos los que educaremos a tus hijos transmitiéndoles los conocimientos necesarios para que desarrollen sus habilidades y así que ellos puedan estudiar esas tan famosas "carreras serias".
Vas al edificio 40 del Campus de la universidad Fábrica de armas y en un mural que compañeros de la tarde de magisterio pusieron como parte de una investigación: ¿Qué haces en tu
tiempo libre? Ponen esto que invita a vuestra reflexión:
Como podéis ver en la imagen se lee ingeniera returns y seguidamente se ve una fórmula (integral) que asemeja el grado universitario de magisterio a un grado medio.
¿Qué haríais vosotros si os pasase algo parecido?
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