El Efecto Pigmalión

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El Efecto Pigmalión o la profecía autocumplida es un término que tiene su origen en Grecia. Un escultor llamado Pigmalión no encontraba a una esposa así que decidió tallar una estatua, tal y como quería que fuese. Se enamoró de ella y cuando conoció a la diosa Afrodita albergó en ella todo el amor que sentía por la estatua, representando el cumplimiento de la expectativa que tenía.

Para que ocurra este efecto Pigmalión según Sánchez Hernandez y López Fernandez deben darse tres cuestiones: la creencia firme de un hecho, tener la expectativa de que ese hecho se cumpla y tener mensajes que animen a hacerlo. 
En el ámbito educativo este efecto puede darse desde un aspecto externo, cuando es el profesor o los padres quienes depositan la creencia en la mente del alumno o interno, cuando es el propio alumno quien se crea su creencia o expectativa. Y estas creencias pueden ser positivas y negativas. 

Para profundizar un poco más en esta profecía autocumplida y la entendamos mejor, es ilustrativo un estudio de Robert Rosenthal y Lenore Jacobson que llevaron a la practica. En él midieron el CI de los alumnos y alumnas mediante un test. Después informaron a sus profesores que este test medía de forma muy exacta quiénes tendrían mejores resultados académicos. Sin embargo, los alumnos y alumnas se eligieron al azar. Al finalizar el curso se comprobó que los alumnos/as escogidos que habían tenido un rendimiento escolar mejor eran los que el test había previsto aunque éstos fueron elegidos al azar.

Este hecho indica que las expectativas que tiene un profesor de sus alumnos tienen influencia es su comportamiento y conducta; y por tanto a su rendimiento académico, porque el hecho de creer en un pensamiento nos hace inconsciente y conscientemente crear las acciones que necesitamos para que se lleve a cabo. 

Esta profecía autocumplida debemos tenerla en cuenta para dar a nuestros alumnos la motivación que necesitan para que lleguen a ser lo que queremos que sean. Así también podemos indicar que si ellos fingen un comportamiento para cumplir nuestras expectativas, ese comportamiento lo acabaran asimilando y adaptando como suyo. Si te comportas como algo, aprenderás a ser ese algo.
¿Y qué podemos hacer nosotros como profesores para que se dé esto?

Los autores del estudio indicaron 4 factores:
- Clima emocional cercano: Al esperar más de esa persona hacemos todo lo posible para que ésta se sienta cómoda y así pueda sentirse más a gusto y se centre. Lo hacemos de forma inconsciente, con nuestros gestos, miradas... incluso con el tono de nuestra voz.
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- Se enseña más contenido: Como sabemos que esa persona tiene capacidad para aprender asumimos que puede aprender más de lo   que para su edad debería y se amplia el contenido enseñado. 
- Se les pregunta con mayor frecuencia: Se realizan más preguntas, con respuestas más amplias y se les da más oportunidades de responder.

El elogio: Se les anima más para conseguir mejores resultados.
Nosotros como profesores debemos proyectar sobre nuestros alumnos y nuestras alumnas lo que queremos que ellos y ellas proyecten. Si tenemos una expectativa positiva de todos y se lo hacemos ver, les ayudamos tratando de manejar los cuatro factores citados a su beneficio... tendremos alumnos que recordaran a la hora de realizar su examen, de realizar una exposición, de hacer los deberes en su casa... que ellos pueden, que lo harán bien, que tienen ese potencial...

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Esta es una de las funciones de ser maestro, transformar a los alumnos animándoles a construir su propio aprendizaje e intelecto puesto que en ellos se deposita el éxito del futuro de un país y el Efecto Pigmalión constituye una herramienta psicológica y pedagógica para intentar que esto suceda. 

Bibliografía:

Lledó, M. M. (30 de 04 de 2016). Educación respetuosa. El efecto pigmalión en educación. Obtenido de https://educacionrespetuosa.com/podcasts/01-efecto-pigmalion-educacion

Vargas, J. G. (2015). El efecto pigmalión y su efecto transformador a través de las expectativas. Dialnet, 40 - 43.

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